Tratamiento de efluentes, un procedimiento que no puede esperar

Aunque muchas veces no nos demos cuenta, las acciones que llevamos a cabo día a día en nuestros hogares y en nuestros puestos de trabajo conllevan un impacto directo sobre el medio ambiente.

Una de ellas se materializa en la creación de aguas residuales, que son aguas que sufrieron contaminación producto del uso doméstico, industrial o comercial. Su composición cambia de manera permanente y están conformadas por microorganismos, materia orgánica y elementos inorgánicos.

Las aguas residuales, también conocidas como negras, pueden causar graves daños a la salud y al medio ambiente. Por este motivo es imprescindible la puesta en marcha de una política de tratamiento de efluentes que minimice el impacto negativo.

¿Qué son los efluentes?

Se trata de aguas servidas con desechos líquidos, sólidos o gaseosos que provienen de viviendas, comercios e industrias y son vertidos a los cursos de agua o se incorporan a ellos por causa y efectos de los fenómenos pluviales.

Los productos tóxicos que se encuentran en los efluentes son diversos, tanto en su composición como en su cantidad, ya que dependen de la fuente que los origina. Pueden ser de naturaleza biológica o química.

Los efluentes se pueden clasificar en:

  • Cloacales

Son aquellos que se descargan en las cloacas. Provienen de industrias, hospitales y hogares.

  • Industriales

Consisten en las descargas residuales que se originan en los procesos industriales, así como también en las vertientes derivadas de la utilización de agua industrial, como sistemas de refrigeración o limpieza de elementos de equipos de trabajo.

Situación actual de los efluentes en nuestro país

De acuerdo a un estudio del 2016 explicitado en el sitio de Aguas Residuales de Argentina, apenas el 12% de las aguas residuales recolectadas en territorio argentino son tratadas antes de verterlas a los ríos.

Según lo que explica el sitio del Conicet de Mendoza, en el Gran Buenos Aires los vertidos industriales de efluentes a arroyos y ríos ascienden a 300.000 toneladas de residuos peligrosos al año, 250.000 de barros tóxicos, 500.000 de solventes diluidos y 500.000 de metales pesados.

Por qué es necesario tratar los efluentes

La situación actual hace imprescindible la aplicación de un tratamiento de los efluentes que elimine la toxicidad de las aguas residuales por varios motivos:

  • Disminuir la contaminación de las aguas

Tanto de las subterráneas, marinas y fluviales. De esta forma se disminuye la degradación de los ecosistemas asociados a estos entornos.

  • Resguardar la biodiversidad

Al preservar los ecosistemas, se fomenta la subsistencia de las plantas y de los animales, sin poner en riesgos la continuidad y la preservación de las especies en el receptor natural.

  • Fomenta la reutilización del agua tratada

Este punto contiene dos variantes. En primer lugar, el re-uso de agua potable o potabilizada para uso doméstico, ampliando el acceso a una gran porción de la población.

Por otro lado, la reutilización del agua sometida a tratamiento que no requiere potabilización, ya que no reviste ningún riesgo para la salud, como por ejemplo riego de áreas verdes (jardines, parques, campos deportivos, centros recreativos), industrias o servicios (lavado de flotas vehiculares o centros industriales, sanitarios, calderas, sistemas de refrigeración).

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